En el mundo de la escritura la mayoría de los problemas que solemos tener es la falta de seguridad con nuestra novela, no saber si eres buena, bloqueos, la autoexigencia que hace que nunca veas perfecta tu historia. Eso era lo que me pasaba a mí por lo que comencé a formarme para escribir mejor, para superar esos problemas que nos paralizan como escritores.
Tomar la decisión de vivir de la escritura, fue muy difícil, me hice muchas preguntas, cambio de creencias, ya que siempre pensé que tenía que tener un trabajo fijo, estable, no asumir riesgos,
pero soy de las que piensan que hay que luchar por lo que quieres, porque vivir con miedo, es como vivir a medias.
Desde que era muy pequeña he sido una fiel lectora, me encanta pasar las páginas y disfrutar de esa historia en la que el autor me está llevando. Es como soñar con los ojos abiertos.
Comencé a escribir muy jovencita, pero no me animé a publicar hasta el 2013, llevo diez años escribiendo y publicando varias novelas, firmando en la Feria del Libro, participando
en eventos, presentaciones…
Creo firmemente que las personas que amamos la escritura, tenemos un don y un talento que no valoramos como deberíamos.
Escribir una novela, lleva esfuerzo, dedicación, horas sin estar con los tuyos, sin hacer otras actividades que en ocasiones, te apetecen más, sin embargo, en nuestro interior, necesitamos escribir para seguir soñando, liberar esa inquietud por mostrar una historia, porque es parte de nosotras.
Soy muy exigente y perfeccionista por lo que he tenido que cambiar y aprender a ser más flexible.
Como escritora esto hacía que me bloquease y no terminase nunca la historia ya que pensaba que nunca
era suficientemente buena.